Cuando el otro día recibí la copia manufacturada de un disco que acabamos de terminar, me sorprendió el sonido cuando lo escuche en el iTunes®, que es el programa que tiene mi computadora predeterminado para reproducir un disco compacto. Sonaba más brillante, había algo en los agudos que no era lo que recordaba. Aproveché y lo comparé con el audio original que genera el programa Wavelab, pues habíamos masterizado en mi estudio, y este audio sí estaba bien, escuchándolo por el Visualizador Previo (preview) de Mac. Entonces hice lo mismo con el audio del disco y lo audicioné por el mismo reproductor y resulta que estaba correcto, la diferencia la generaba el iTunes®.
Panel de preferencias de iTunes® |
En el año 2001 después de desarmar Le Garage Studio con mis socios José Gassó y Miguel González, me tocó evolucionar hacia una plataforma digital en computadora para trabajar por mi cuenta y tenía que escoger cual programa utilizar. El ingeniero Jesús Jiménez tenía una batería capturada en un grabador Fostex de disco duro y me presto esos audios para procesarlos de la misma manera, en 4 programas que disponíamos para el momento: Pro Tools (Digidesign), Digital Performer (Mark of the Unicorn), Logic (Emagic) y CubaseVst32 (Steinberg). Primero hice una mezcla con cada uno sin ningún tipo de proceso y los mismos niveles; y posteriormente repetí la mezcla paneando y aplicando la misma ecualización a algunos canales a ver como respondía con sus procesos nativos. Estas mezclas las escuchamos en la sala de Masterización de Optilaser, el mejor sitio para hacer una comparación a ciegas, y las diferencias eran dramáticas en algunos casos. Me decidí por el sonido de Steinberg, pero casualmente en esa época conocí al representante de Digidesign de México y le comente sobre el experimento, y sin dejarme terminar de contarle el resultado, él mismo me dijo que el fuerte de ellos era el mercadeo y no el audio. Hoy día, en el año 2014 esas discrepancias son casi imperceptibles.
Traigo a acotación este ejemplo, pues se repite el caso de cómo el mercadeo sigue siendo la prioridad tan descaradamente en una empresa, que ha inundado el planeta de dispositivos/programas para escuchar música comprimida, deteriorada e indefensa; se le aplica este mismo maltrato a cualquier audio que pase por sus algoritmos. Las mejoras que le hacen al programa son estéticas, prácticas, pero no de fondo. Son tan consientes de esto que en las preferencias del programa hay una opción, que por defecto viene prendida, para apagar o prender un potenciador de audio. Cuando esta apagado, parece tan opaco como una cinta con el cabezal bien sucio o con un filtro pasa bajos en 8 KHz. Y lo increíble, es que cuando se escucha de la manera mas sencilla en Mac, que es seleccionando el archivo y presiona la barra espaciadora, suena casi perfecto.
Es importante encontrar la forma práctica para reproducir los audios donde se altere lo menos posible, por ejemplo, utilizando el mismo programa que se usa para mezclar y haciendo como que importan un archivo.
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