Cuando culminé mi presentación de HA2014, algunas personas se me acercaron para pedirme títulos de discos que suenen bien, que yo considere sean “referencia”. Se me ocurren hoy día "Quartet" de Pat Metheny Group (grabado y mezclado por Rob Eaton), "Hourglass" de James Taylor (grabado y mezclado por Frank Filipetti) o "Badlands" de Peter Erskine (grabado y mezclado por Rich Breen). Pero la pregunta tendría que ser más profunda: ¿Referencia de qué? ¿Para qué?
A lo largo del tiempo, hemos recopilado algunos discos
que consideramos emblemáticos, comenzando en mi caso con "The Nightfly" de Donald Fagen (grabado y mezclado por Roger Nichols† en 1982), los agudos, limpieza y homogeneidad de ese disco siguen siendo en la actualidad espectaculares. Pero al pasar los años, esa referencia fue cambiando, tanto en un sonido general como en cosas más discretas. Por ejemplo, los ambientes del ingeniero Hugh Padgham en trabajos como "Syncronicity" de The Police o "Face Value" de Phil Collins; las
reverberaciones irreverentes de John Fausty en el disco "Buscando América" de Ruben Blades y los Seis del Solar; los agudos sutiles de Neil Dorfsman en "Love over Gold" de Dire Straits o la sencillez y naturalidad que logro Rafael Henríquez en el disco "El Diablo Suelto" de El Cuarteto, en esos mismos años 80. Esta breve lista mantiene en mi
memoria, la búsqueda de un criterio sonoro aferrado obviamente, a un gusto musical y a una identificación personal con ciertos estándares de calidad. Una vez que se identifican, deben mantenerse o superarse, bien sea por uno mismo o por otras referencias que aparecen en la búsqueda perenne de nuevas y mejores sonoridades.
Estamos en un mundo en el que las tendencias rigen el medio y ese eterno cambio, nos lleva a veces a comprometer nuestro criterio en aras de complacer al cliente y beneficiar a la música, que es la protagonista a final de cuentas. Debemos adaptarnos y evolucionar. Cada vez serán más difíciles de encontrar estas referencias, que no son más que una guía hacia una estética sonora, una paleta de colores, brillos y texturas que cada quien debe encontrar, dentro de su propio mundo musical, para generar patrones y estándares a que aferrarse. La sola inquietud de compartir esta información me parece fascinante, para que otros escuchen a los ingenieros ya mencionados y algunos que se escaparon como Bruce Swedien, Al Schmitt, George Massenburg, Jan Erik Kongshaug o Bob Clearmountain.
En resumen, mi búsqueda de esa alta fidelidad persigue una respuesta de frecuencia extensa, en donde nada agreda, sino más bien agrade; un rango dinámico que permita a la música respirar y que no nos asfixie; y una imagen estéreo tan ancha, como profunda. Seria interesante conocer otras listas en otros ámbitos musicales y bajo otros criterios. Los invito a agrandar esta.
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