El otro día salió un video de un concierto en donde las imágenes estaban bien pero el audio era terrible. Se nota que se procuró grabar este concierto con mucho cuidado, y me refiero a que había varias cámaras y a la vez también la microfonía era dedicada. Pues alguien se dio a la tarea de editar las imágenes, colocar las tomas correspondientes de los solistas, director, agrupación, etc. Todo en perfecta sincronía, pero a la hora del audio usaron el de referencia de la cámara central con una cantidad de reverberación tal que era imposible definir nada. Averigüe y resulta que no hubo presupuesto para mezclar el audio y así lo sacaron. Pues déjeme decirle señor editor que nadie va a ver su trabajo, pues a los 30 segundos de estar rodando el video la gente lo va a cambiar y no van a ver, ni como resolvió el cambio de cámara en el solo de bajo ni mucho menos su crédito al final del mismo.
Ya en los años ochenta, uno entraba en las salas de edición de video y veía como existían unas maquinas de video de cinta 1" que costaban como $10.000 y el audio lo pasaban por una consolita de colores pastel de $50 donde ecualizaban los agudos o bajos (no había más controles) dentro de una sala toda reverberante, sin trampas de bajos y escuchaban en unas cornetas pequeñitas de 5" colocadas en las esquinas. Sin contar por supuesto que los reproductores de cinta de 2 canales no los calibraban nunca y mucho menos les limpiaban los cabezales que recogían los restos de cinta de todos los estudios de la capital. En estas condiciones decidían que a algún jingle “le sobraba bajo”, “le faltaba agudos” o ambas, habiendo sido grabado y mezclado por profesionales en sus respectivos estudios bajo las condiciones adecuadas.
DAT Casio DA2 |
Hoy día el problema continúa pues los canales de tv del país sólo aceptan comerciales en BetaCam y el audio es inyectado analógicamente desde la computadora donde están editando el video con los convertidores e interfaces nativos de las computadoras. Las salas ahora tienen mejores cornetas pero nadie se preocupa en acondicionar el espacio o ponerle los filtros pasa altos a los cornetas para arrinconarlas. Y más aún cuando cualquiera que tenga la capacidad de editar un video se sienta realizado por hacerlo y no tome conciencia de que lo más importante de un concierto es la música, no el enfoque de la cámara o el ángulo del director o si está en HD o 4:3. Nada de eso sirve si antes de que suene la melodía ya quitamos el video. ¡El audio sí importa!
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